La navaja y el cordel
Crítica de la pelicula "Conversaciones con mi jardinero" de Jean Becker.
El artista maduro de ciudad que vuelve al pueblo y se reencuentra con su amigo de la infancia que sigue siendo de pueblo.
El mismo, renacido a gracias a la sabiduría de pueblo ancestral de su amigo, de pueblo, que reniega de los convencionalismos y de la diplomacia y revela en publico que los cuadros de su amigo artista exitoso (no figurativo como él) son una memez.
El mismo, artista, separado y con una amante veinte años más joven que él (antigua alumna, por supuesto) se escandaliza cuando su hija, de la misma edad que su amante, le presenta un novio de su misma quinta.
El amigo de pueblo, que se escandaliza al ver a su amante tomando el sol desnuda. ¡En el año 2007!
El mismo, enemistado con otro del pueblo porque le robó la novia hace 30 años.
El mismo, que se pasa las vacaciones con su mujer en Niza (fuera de temporada que es más barato) desde toda la vida.
El mismo, que en la mejor tradicion boyscout, le muestra al artista lo bien que va llevar siempre en el bosillo una navaja y un cordel. Y el artista, que en el colmo de la impudicia del director, nos muestra la jodida navaja y el cordel en la ultima escena de la peli.
Sumadle la interpretación rutinaria de Daniel Auteuil y éso es esta peli. Lo único rescatable, el trabajo, creíble, del paleto: Jean-Pierre Darroussin.
El resto: Tópico tras tópico, uno encima del otro, apilónandose hasta formar una montaña apestosa. Y al salir, la misma sensación pesada en las tripas, revueltas, después de comer en un chino. Pero estos fideos, ¿no estaban recalentados?