22 abril, 2007

Lo bueno de leer grandes articulistas...

Babel
es que te ahorras muchas cosas, por ejemplo, escribir críticas de pelis celebradísimas por la crítica y que a tí te han parecido una chorrada descomunal. Marías lo ha hecho por mí y me ha alegrado el día. No soy el único que piensa que la tontería elevada al cubo no es sinónimo de tragedia griega:

"Unos niños pastores marroquíes se hacen con un rifle que disparan sin ton ni son y como si la munición saliera gratis. A un matrimonio americano, que ha perdido a un hijo, no se le ocurre otra cosa que dejar a los dos que le quedan e irse a miles de kilómetros (...). La señora mexicana que cuida a esos niños no tiene otra idea que cruzar la frontera con ellos y con un sobrino impulsivo para asistir a una boda en el país vecino, y el guionista se encarga de que todo lo hagan tan mal como para acabar tirados en medio del campo, bajo una solana que deshidrata a los críos, y perseguidos por la policía de inmigración. Una joven japonesa sordomuda (pero que más que sordomuda parece retrasada mental) deambula por Tokio con sus amigas y una "necesidad de comunicación" (observan con agudeza los intelectuales) que se confunde fácilmente con salidez (...)
Para que haya alguna conexión con todo lo anterior, el anodino guionista hace que el rifle en manos de los niños pastores fuera regalado por el padre japonés de la sordomuda al guía que tuvo durante una cacería (?) en esa zona semidesértica de Marruecos en la que no se ve ni un animal, cabras aparte. Los marroquíes pobres son muy buenos y solidarios con la mujer americana malherida de un balazo pastor; los de la boda mexicana son muy vitales y cariñosos; la situación de la americana se eterniza, se estira; las escenas de la boda, también; las andanzas de la sordomuda la llevan a tirarse diez o más minutos de metraje bailoteando con los horterillas en una discoteca de la que el espectador no ve la hora de salir. (...)
Todo me resultó falso, gratuito, huero, mal hilado y artificial. (...)"

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